
La Casa del Circo de Zaragoza va a ser seguramente la primera entidad que organice un festival de artes escénicas en Aragón tras la pandemia. Va a serlo o, si no, se convertirá en el primer escenario aragonés que el coronavirus se lleva por delante. Así se plantea el futuro de un espacio que en su año y medio de vida se ha convertido en una referencia en el mundo del circo dentro y fuera de Aragón.
El festival se celebrará los jueves, viernes, sábados y domingos de cuatro semanas consecutivas. Será en el momento en que la situación sanitaria lo permita, pero la idea está tan desarrollada que, si fuera el caso, podría iniciarse incluso en junio-julio. Las actuaciones tendrán lugar tanto dentro como fuera del local, y en sesiones de mañana y tarde; con aforos reducidísimos, de apenas 40 espectadores; y guardando celosamente las medidas de seguridad vigentes en ese momento. Las fechas se cerrarán según evolucione la desescalada.
En el cartel previsto ya hay ocho compañías (Teatro Bicho, Javier Aranda…) con disciplinas que van desde la magia a los títeres. Además de las actuaciones, se plantean talleres y seminarios.
El festival llega como un intento de recuperar la normalidad en el terreno de las artes escénicas, pero, también, por necesidad. La Casa del Circo está en situación crítica y podría desaparecer en unas semanas. El decreto de alarma cogió al centro descapitalizado, después de haber renovado el aire acondicionado de la sala de ensayo y de haber comprado una potente mesa de sonido y un nuevo sistema de seguridad, anclajes y cuerdas para los números circenses. Ninguno de estos tres elementos ha llegado a estrenarse siquiera pero los gastos fijos están estrangulando a la sala.
Ante situación económica tan delicada, la asfixia de los gastos fijos y la perspectiva de cerrar todo el verano (la sala principal no está climatizada) La Casa del Circo ha lanzado una campaña a través de las redes sociales(#salvaLaCasaDelCirco y #yoSoyLaCasaDelCirco), en busca de donativos en metálico y socios colaboradores dispuestos a pagar 10 euros al mes a cambio de obtener ciertas ventajas en el acceso a la programación.
También en los próximos días se lanzará una campaña de ‘merchandising’ en favor de la sala. Todo ello, junto al festival, tendría que ser suficiente para sortear el ahogo hasta que llegue el momento en que la situación social esté plenamente normalizada. Porque, en condiciones normales, La Casa del Circo funciona.
Entre las actividades que han quedado suspendidas se encuentran desde la fiesta con la que el grupo musical Vinoman iba a celebrar sus 25 años sobre los escenarios, hasta el festival de magia organizado por el campeón de España Oihan Palacín y que iba a reunir a 15 de los mejores prestidigitadores.
La Casa del Circo abrió en las fiestas del Pilar de 2018 en una nave industrial de Cogullada. Era un espacio único en su género: más de 800 metros cuadrados de superficie total, con un escenario de 200 metros cuadrados y 8,5 de altura, apto para todo tipo de espectáculos circenses, desde el trapecio al mástil chino, pasando por los números de funambulismo; una sala auxiliar de ensayo con espejos, de 68 metros cuadrados; un pequeño bar; una zona de descanso con billar, diana de dardos y televisión; camerinos; baños… Todo ello dotado de las mayores medidas de seguridad para cualquier tipo de espectáculos circenses. El edificio fue revisado por un ingeniero: los muros, las medidas de seguridad, los anclajes… y es el único homologado en Aragón para espectáculos aéreos circenses.
Muy pronto se convirtió en un espacio muy demandado, y no solo por las gentes del circo. Es escenario habitual de fiestas privadas, prestigiosas compañías de teatro lo utilizan para ensayar sus obras si necesitan hacerlo en espacios grandes, e incluso la directora de cine Paula Ortiz filmó allí un vídeo para el grupo Amaral. También es un importante espacio formativo, donde periódicamente se dan cursos de diversas disciplinas.
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