
La espera se ha hecho larga, pero, por fin, llegaba el día de ver a Fito & Fitipaldis en Zaragoza. El Pabellón Príncipe Felipe hacía tiempo que no se veía tan lleno y es que el artista colgó el cartel de sold out al poco tiempo de sacar las entradas a la venta. Un público con muchas ganas recibió entre aplausos a los teloneros de esta gira, Morgan.
El grupo nos desgranó su último disco “The River and the Stone” que grabaron en los estudios Le Manoir de Leonde en Francia, que desde sus primeros cortes invita a emprender un viaje con un sonido de rock clásico, por momentos algo más psicodélicos y con unos extraordinarios matices de soul. Un repertorio que estuvo plagado de éxitos en donde no faltó su imprescindible Sargento de hierro. Una puesta en escena muy cálida y sublime.
Ahora sí, tras volar con las canciones de Morgan y con un pabellón ansioso llegaba el momento de Fito & Fitipaldis. Con A quemarropa llegaba el pistoletazo de salida al maratón de los grandes hits que nos acompañaron durante esas dos horas. Por la boca vive el pez encendió el fervor de todo el público, coreándola como si no hubiese un mañana. Un desprendimiento de energía se vivió en el escenario entre la fusión de los clásicos más esperados con los temas de vanguardia Cada vez cadáver, Me equivocaría otra vez, Cielo hermético o Whisky barato, entre otras.
Con una tesitura súper melódica llegó uno de los cortes preferidos del nuevo álbum Las palabras arden. El solo de guitarra del artista fue alucinante y nos dejó ver su esencia en vivo. Llegó un momento de la noche en donde pudimos ver a un Fito más cañero de lo que normalmente nos tiene acostumbrados, ya no solo en sus composiciones sino también en sus directos con el tema Entre la espada y la pared.
Con La casa por el tejado volvió a conseguir un efecto impresionante y aprovechó para presentar a su actual banda. Tras este subidón, nos dejaron coger algo de aire para invitar a Morgan a cantar juntos e incorporaron los teclados, de los cuales Fito ha prescindido en este disco y en esta presentación en vivo. Este momento se transformó en un juego de voces entre Fito y la espectacular Nina con un sonido altamente envolvente. Quedó patente la simbiosis y compenetración entre los dos grupos, y el afecto mutuo que demuestran tenerse.
Soldadito marinero, una de las canciones más versionadas del rock clamó el pabellón de aplausos. No tenían la intención de cerrar con la melancolía, sino todo lo contrario, y arremetieron con un momento muy esperado de la noche Entre dos mares de Platero y Tú. Finalmente Acabo de llegar sirvió como colofón final de esta gran fiesta del rock.
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