Daniel Bernabé: “Las personas pueden acercarse a esta historia y sentirse reflejados”

Daniel Bernabé nos presenta su novela Todo empieza en septiembre. Una novela generacional, sin nostalgia y narrada desde la impiedad con uno mismo. Jaime Peña es un escritor que tiene que hacer de todo para conseguir sobrevivir. Un día recibe un e-mail advirtiéndole de que un grupo de gente poderosa está dispuesto a llegar muy lejos para alterar el resultado de las próximas elecciones hará que su vida de un vuelco y se vea envuelto en un complot que claramente le supera.


Todo empieza en septiembre es tu primera novela

Me siento con mucha expectación porque no sé cómo se lo va a tomar el público. Yo he quedado contento porque creo que todo lo que quería contar lo he contado.

Una novela generacional, ¿cómo surge?

La novela de una manera o de otra surge en Zaragoza. Una noche estaba con el escritor Mariano Pinós en el bar La Lata de Bombillas y era una noche intempestiva, con poca gente y que no acompañaba mucho. Empezamos a sentir que todo lo que nos gustaba se había quedado un poco apartado, todo lo que nos definía parecía que ya no tenía importancia y no teníamos a nadie detrás al que dejar el testigo. Cuando Planeta se interesa por mí como narrador doy salida a esa sensación.

Un libro que recoge intriga, conspiraciones, humor mordaz e inteligente

A mí me gustan los libros donde no sucede nada, en donde el protagonista sufre una crisis y está todas las páginas intentando salir del atolladero. Pero, sí vi la necesidad y oportunidad de introducir una trama que hiciera avanzar la historia. Lo primero porque para mí siendo la primera novela creo que es más fácil de escribir y, sobre todo, porque creo que los lectores agradecen que pasen cosas. Se unieron bien ambas cuestiones, sobre todo, porque yo también tenía la preocupación política por detrás que es la que digamos que está dentro de la intriga de la novela.

El lector se va a poder sentir identificado con Jaime a la hora de tener que hacer de todo para lograr sobrevivir

Yo leo libros, veo series y películas y no me cuentan de que vive la gente. Parece que no tienen ese problema cuando realmente es algo muy habitual el tener un trabajo y no llegar a final de mes, el acceder a una casa y una serie de problemas materiales que están ahí siempre presentes y parece que la ficción pasa por encima de ellos. A mí me sale natural porque no puedo escribir y no contar de que está viviendo la gente. En este sentido, creo que el libro recoge esto porque es algo muy común. Las personas pueden acercarse a esta historia y sentirse reflejados en este personaje.

No vamos a desvelar mucho de la intriga de este libro, pero sí hablaremos de la unión entre Jaime e Irene

Quería que el personaje de Irene fuera importante. Jaime necesitaba un contrapunto. Irene es un personaje que tiene unas formas de ver la realidad que coinciden un poco con las de Jaime, pero que tampoco son las mismas. Por el hecho de ser más joven le ha hecho perderse ese mundo que Jaime todavía referencia, pero estará más adaptada a la indeterminación actual con todo lo que ello implica. Esto les crea unas discrepancias en su situación personal, pero juntos consiguen ser una buena pareja de investigadores.

¿Cómo ha sido para ti crear la historia con las situaciones que muestras, los personajes…?

Ha sido un juego rarísimo. Gran parte de esta novela la estuve escribiendo este verano en Salamanca. Cuando conseguí terminarla en septiembre y volví a Madrid me resultó rarísimo andar por algunas calles porque parecían el decorado de mi libro y pensaba que en algún momento me iba a encontrar a alguno de los personajes. Fue una sensación muy especial. Al final, es juego entre la realidad y la ficción que se establece entre el escritor y los personajes que resulta muy interesante y, algunas veces, muy emotivo.

¿Con qué te gustaría que se quedara el lector cuando lea la novela?

Quiero que se queden con que cuando cogen a Jaime en la primera página es una persona que está jodida y se encuentra en ese punto de estar a la deriva. Gracias a enfrentarse a esos tipos tan peligros y a conseguir activarse encuentra una mirada muy concreta. Es una mirada que le cuenta a Irene, del cuadro Cuerda de presos de López Mezquita. Es un cuadro que está en el Reina Sofía y en ese cuadro aparece un personaje que mira arrogante a la cámara, en el mejor sentido de la palabra, en ese sentido de no arrepentirse de hacer lo que uno cree que tiene que hacer. Esa mirada es la que quiero que acaben teniendo con este libro. Que la persona que tenga problemas levante la cabeza y los afronte.

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