
El Teatro de la Latina cuenta en su cartelera con uno de los mejores musicales que se pueden ver en Madrid durante estos días. Un musical cargado de emoción, ternura y sensibilidad que está basado en la famosa película francesa de Christophe Barratier (2004). La historia que está ambientada en 1949 cautivó al público cuando el profesor sustituto Clement Mathieu llega al internado “Fondo del Estanque”, donde se vive un régimen severo y riguroso sin cabida para la música. Mathieu, un compositor sin suerte, se salta las normas para descubrir la belleza del mundo a unos niños educados en circunstancias difíciles.
El encargado de realizar esta adaptación al español del texto y las canciones ha sido Pedro Víllora, y lo cierto que ha hecho un trabajo sensacional. Esta apuesta llena de delicadeza nos acerca al alma y la personalidad de esos chicos del coro. Este musical habla de la inocencia, del juego, del amor, el esfuerzo, la solidaridad, del trabajo y del entusiasmo… habla de la vida e incluso del arte.
El montaje que el público va a poder ver sobre las tablas del Teatro de La Latina es algo diferente al original. Aquí se han incluido dos canciones más, una a la madre y otra de la profesora con las niñas, que no estaban en la película. Pero, no crean que ahora el internado es mixto porque no. En la adaptación el colegio de las chicas está en obras y tanto la maestra como cuatro de sus alumnas tienen que estar una temporada en el “Fondo del Estanque”. Eva Diago es la encargada de dar vida a la profesora y, sin duda, es el personaje que brinda algunos de los momentos más divertidos de la función.
El casting es maravilloso y lo podríamos destacar como uno de los puntos fuertes de la obra. Todos los componentes están impecables comenzando por los adultos Jesús Castejón (Clement Mathie), una actuación cargada de humanidad que traspasa el patio de butacas. Rafa Castejón (director Rachin) espléndido haciendo del malo y frustrado de la historia. Natalia Millán (Violette Morhane) es algo maravilloso, derrocha personalidad, elegancia y una voz espectacular. Completan este grupo Antonio M M e Iván Clemente, ambos fantásticos en sus papeles del conserje Maxence y el chico rebelde del internado. Considero que de este último hay escenas que te dejan los pelos de punta.
Para dar vida a los niños se ha montado una coral de 75 niños entre los 6 y 17 años, divididos en cinco repartos. El hecho de que para algunos de ellos este sea su primer trabajo aporta frescura a la obra. Además, todos ellos tanto en la actuación como con esas voces dejan al público estupefacto con cada nota que salía de sus gargantas. Todos mis respetos para estos niños.
Tenemos que destacar la puesta en escena ya que es otro de los puntos más notables del montaje. Juan Luis Ibarra, diseñador y dirección de actores, nos propone una puesta sencilla y elegante dotada de ese clasicismo. El escenario es aprovechado al máximo ya que en cada rincón podrás encontrar aspectos maravillosos. Lo he dejado para el final, pero no significa que sea lo menos importante el trabajo de Rodrigo Álvarez como director musical y responsable de la pequeña orquesta que impregna un aroma especial el patio de butacas. Todos los músicos son espectaculares.
Esta obra musical nos demuestra una vez más el talento que tenemos en nuestro país y la pasión por querer llegar a un público cada vez más exigente.
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